La anamnesis deberá ser detallada; se recogerán en la historia los siguientes datos clínicos2,3:
La exploración física ha de ser completa1,4 y valorando sobre todo los siguientes aspectos:
Los criterios diagnósticos de diarrea crónica inespecífica (también denominada diarrea funcional del niño pequeño) según las recomendaciones del grupo de trabajo de los criterios Roma III8 son los siguientes (se deben cumplir todos):
Los criterios Roma III para el diagnóstico de síndrome de intestino irritable9 son (se deben cumplir todos, al menos una vez por semana durante al menos dos meses antes del diagnóstico):
Es necesario descartar otras patologías cuando se dé alguna de las siguientes circunstancias:
Los anticuerpos de elección para el estudio serológico de la enfermedad celiaca en personas sin déficit de inmunoglobulina A (IgA) son los anticuerpos antitransglutaminasa IgA, por sus altas sensibilidad y especificidad. En la mayoría de los casos son los únicos anticuerpos a realizar como test diagnósticos de primer nivel. Los anticuerpos antitransglutaminasa IgG pueden ser útiles en los casos de pacientes con deficiencia de IgA, aunque en estos casos son de elección los anticuerpos anti-péptidos desamidados de gliadina IgG. Estos últimos anticuerpos también están indicados en el diagnóstico de niños menores de dos años de edad, junto con los antitransglutaminasa IgA, pues son más sensibles que los antitransglutaminasa en este grupo de edad y mantienen una aceptable especificidad.
Los anticuerpos antiendomisio tienen una especificidad muy próxima al 100%, pero su determinación es más laboriosa y la interpretación de los resultados es subjetiva; por ello se emplean como test confirmatorio cuando otros anticuerpos han dado un resultado positivo15,16,17,18. La sensibilidad y especificidad de los distintos anticuerpos18 se muestra en la Tabla 6.
Las enfermedades que predisponen a un sobrecrecimiento bacteriano intestinal son las siguientes:
La diarrea crónica inespecífica o diarrea funcional del niño pequeño es la causa más frecuente de diarrea crónica en la infancia. Está incluida dentro de los trastornos digestivos funcionales. Los criterios diagnósticos8 son: [H]. Es frecuente que las deposiciones tengan restos vegetales sin digerir y que por la mañana estén más formadas que por la tarde. La sintomatología remite antes de los cinco años. Su etiología es desconocida. Se ha relacionado con dietas pobres en grasa y ricas en azúcares simples, y con la ingesta de un exceso de zumos de frutas. El diagnóstico se basa en la clínica; las pruebas complementarias son normales10.
Ñ. La Giardia lamblia es el parásito que produce con más frecuencia diarrea crónica en los países desarrollados. En los pacientes inmunodeprimidos es necesario descartar también una parasitosis por Criptosporidium parvum.
Los fármacos de elección para el tratamiento de la parasitosis intestinal por Giardia lamblia13 son:
El tratamiento de la parasitosis intestinal por Criptosporidium en personas inmunocompetentes es con nitazoxanida a las mismas dosis que en el caso de la parasitación por Giardia. Actualmente ningún fármaco ha demostrado eficacia en el tratamiento de la criptosporidiasis en pacientes con SIDA avanzado. En estos pacientes, la recuperación inmune con el tratamiento antirretroviral es fundamental para el control de la parasitación por Criptosporidium. La nitazoxanida, la paromomicina o la combinación de paromomicina con azitromicina o claritromicina pueden ser útiles para disminuir la diarrea y mejorar la malabsorción13,14.
La enfermedad celíaca es una enfermedad sistémica de base inmunológica que está producida por la ingesta de gluten, y otras prolaminas relacionadas, en individuos genéticamente susceptibles. Puede tener diversas manifestaciones clínicas intestinales y extraintestinales. En la forma clásica de la enfermedad la diarrea crónica y la malabsorción intestinal son los síntomas principales.
Es una enfermedad frecuente: aproximadamente afecta al 1% de la población. En todo niño con diarrea crónica es necesario descartarla. Por ello, la serología de enfermedad celíaca se encuentra entre los test diagnósticos de primer nivel19.
La enteropatía sensible a PLV es la más frecuente de las enteropatías sensibles a alimentos en los primeros meses de vida. Las enteropatías sensibles a alimentos están incluidas dentro de las reacciones alérgicas a alimentos20,21,22 (Tabla 7). Diversos alimentos, como la leche, la soja, los frutos secos, el pescado o el gluten de trigo pueden producir una enteropatía inmune no mediada por Inmunoglobulina E (IgE).
Características clínicas
Un niño con diarrea crónica y serología de enfermedad celíaca positiva debe ser remitido a una consulta de gastroenterología infantil para completar el estudio diagnóstico.
En la enfermedad celíaca se produce una atrofia de las vellosidades intestinales, elongación de las criptas y un infiltrado linfocitario intraepitelial. Estas alteraciones se detectan en el estudio histológico de la mucosa intestinal, obtenida por biopsia. La biopsia intestinal ha sido considerada clásicamente como una técnica imprescindible para el diagnóstico. Y aún sigue siendo así en un elevado porcentaje de pacientes. En la consulta de gastroenterología infantil podría tomarse la decisión de omitir la biopsia intestinal para el diagnóstico, según las recomendaciones recientes de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN), en los siguientes casos: pacientes sintomáticos con un nivel de anticuerpos antitransglutaminasa mayor de diez veces por encima del límite alto de la normalidad, junto con la positividad de los HLA DQ2 y/o DQ8 y de los anticuerpos antiendomisio, a partir de una muestra de sangre diferente a la que se empleó para la determinación de los anticuerpos antitransglutaminasa16.
Ante la sospecha de una enteropatía sensible a las PLV, cuando la lactancia materna no es posible o esta es insuficiente, se debe sustituir la fórmula láctea infantil por una fórmula extensamente hidrolizada. Se emplean hidrolizados que no contienen lactosa, pues los pacientes hacen con frecuencia una intolerancia secundaria a la lactosa. No se recomiendan las fórmulas de soja, ya que un porcentaje importante de niños con alergia a las PLV no IgE mediada no tolera la soja. Cuando la afectación inicial es grave o si persisten los síntomas después de recibir una fórmula extensamente hidrolizada, se administrará una fórmula elemental22,23.
Cuando los síntomas aparecen poco tiempo después de la introducción de las proteínas de la leche de vaca al lactante, en muchas ocasiones la madre sigue todavía dándole leche materna. Si fuera posible, el tratamiento de elección es seguir con lactancia materna exclusiva. En ocasiones se pueden instaurar técnicas de relactación que permitirán a la madre seguir dándole el pecho24. Cuando los síntomas aparecen o persisten mientras el niño toma pecho, la madre deberá dejar de tomar productos lácteos para evitar el paso de antígenos proteicos lácteos a través de la leche materna.
El diagnóstico de intolerancia a la lactosa se basa en la desaparición de los síntomas al retirar la lactosa de la alimentación. La confirmación diagnóstica se realiza con un test de hidrógeno espirado tras la ingesta de una solución de lactosa: elevación del hidrógeno espirado de más de 10 ppm, respecto la cifra basal, a partir de los 90-120 minutos de la ingesta (si la elevación es más precoz lo que indicaría es un sobrecrecimiento bacteriano). La biopsia intestinal para cuantificación de la lactasa se realiza solo para el diagnóstico del déficit congénito.
El tratamiento consiste en la retirada de la lactosa de la alimentación. En el déficit racial de lactasa la exclusión debe ser de por vida. No obstante, con frecuencia el déficit es parcial y toleran pequeñas cantidades de lactosa. La intolerancia secundaria es transitoria. Pueden tomar lactosa después de que se recupere la mucosa intestinal25.
Las pruebas diagnósticas para el diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano son las siguientes:
En los niños no hay evidencias que permitan establecer el tratamiento de elección para esta patología. Por consenso de expertos, el tratamiento se realizará con alguno de los siguientes antibióticos: metronidazol, cotrimoxazol o amoxicilina - ácido clavulánico durante 1-3 semanas27.
El tratamiento de la enfermedad celíaca consiste en tomar una dieta sin gluten desde el momento del diagnóstico. Después de instaurar la dieta sin gluten se produce una disminución gradual de los síntomas y de los anticuerpos hasta la completa normalización. La recuperación de la lesión intestinal se produce 6-24 meses después del inicio de la dieta.
Es importante el papel del pediatra de AP en el seguimiento del paciente celíaco para revisar la adherencia a la dieta sin gluten, monitorizar periódicamente los anticuerpos antitransglutaminasa y hacer cribaje periódico de enfermedades que pueden asociarse, como la enfermedad tiroidea autoinmune y la diabetes mellitus. La persistencia o recurrencia de positividad de los anticuerpos antitransglutaminasa indican habitualmente un mal cumplimento de la dieta. El apoyo al paciente y a la familia, la coordinación con el servicio de gastroenterología y la información sobre asociaciones de pacientes celíacos corresponde también al pediatra de Atención Primaria18.
El diagnóstico se basa en la mejoría clínica después de la retirada de la fórmula infantil y la recaída con la provocación. Antes de la provocación es conveniente hacer un prick-test y/o anticuerpos IgE específicos frente a las PLV para descartar que se trate de una alergia mediada por IgE, ya que en este último caso no es imprescindible hacer una provocación para establecer el diagnóstico de alergia IgE mediada23. En la enteropatía sensible a las PLV, que no es mediada por IgE, al no tener datos de laboratorio que confirmen la sospecha clínica, es necesaria la provocación para el diagnóstico.
El pronóstico es bueno, ya que en la gran mayoría de los pacientes la enfermedad remite antes de los dos años de edad. Tras la remisión pueden volver a tomar proteínas lácteas enteras.