ALERGIA A PROTEÍNAS DE LECHE DE VACA
La alergia a proteínas de leche de vaca (APLV) constituye la alergia alimentaria más frecuente en menores de un año. Es el resultado de una respuesta inapropiada del sistema inmune, que puede ser mediada por IgE, no mediada por IgE o mixta, frente a las proteínas de leche de vaca (PLV)1,2.
Las reacciones mediadas por IgE se caracterizan, desde el punto de vista clínico, por la aparición de forma inmediata (menos de 2 horas tras la ingesta) de una sintomatología predominantemente cutánea o respiratoria asociada a la presencia de anticuerpos IgE específicos.
Las formas no mediadas por IgE son generalmente debidas a reacciones de inmunidad celular, aunque, en la mayoría de los casos, no pueda demostrarse la implicación de un mecanismo inmunológico. Una historia clínica detallada y la prueba de exclusión-provocación son las únicas herramientas disponibles para diagnosticar la APLV no mediada por IgE (APLV-no IgE)3-5. La primera sirve de base para sospechar su existencia, mientras que la segunda es obligatoria para establecer un diagnóstico de certeza. La sintomatología, de aparición tardía (más de 2 horas tras la ingesta) es predominantemente digestiva, incluyendo tres síndromes: la proctocolitis, la enteropatía y la enterocolitis inducida por PLV (food protein induced enterocolitis syndrome [FPIES])6. Recientemente se han publicado criterios diagnósticos internacionales para esta última7(Tabla 1).
No existen criterios diagnósticos específicos para la proctocolitis y la enteropatía, debiendo realizarse la orientación diagnóstica en base a sus características clínicas (Tabla 2). Además, la APLV-no IgE puede simular trastornos gastrointestinales funcionales frecuentes como el reflujo gastroesofágico (RGE), el cólico del lactante y el estreñimiento6, 8-11. La existencia de antecedentes familiares de atopia, la afectación de varios aparatos (digestivo, cutáneo, respiratorio) y la ausencia de mejoría ante las medidas terapéuticas habituales permitirían sospechar una APLV-no IgE en dichos casos4,5,10,11.
Para efectuar el diagnóstico de una APLV-no IgE es obligatorio excluir las PLV de la dieta durante un periodo no superior a 6 semanas, generalmente de 2-4 semanas (prueba de exclusión), comprobar la resolución de los síntomas y, posteriormente, volver a introducirlas de forma controlada (prueba de provocación). La provocación no se realizará en las formas graves ni en los FPIES que cumplan los criterios diagnósticos.
DIETA DE EXCLUSIÓN DE LAS PLV
Por tanto, en un lactante con sospecha de APLV en base a su historia clínica, se procederá a retirar las PLV de su dieta:
MEJORÍA COMPLETA CON LA DIETA DE EXCLUSIÓN
La retirada de PLV de la dieta producirá la mejoría y resolución de la sintomatología en un periodo variable, desde 1-5 días en las formas agudas (FPIES agudo, vómitos), 1-2 semanas en casos de eccema o sangrado digestivo, y hasta 2-4 semanas en pacientes con estreñimiento, diarrea o afectación del estado nutricional12. La dieta exenta de PLV se mantendrá hasta la total normalización clínica, no debiendo prolongarla más de 6 semanas sin efectuar una confirmación diagnóstica mediante prueba de provocación. Solo se contempla eludir la misma en aquellos pacientes en los que, por la gravedad de la reacción inicial, el riesgo de reproducirla sería elevado.
PROBABLE MECANISMO IGE
Sospechar un mecanismo IgE mediado cuando existan síntomas inmediatos (menos de 2 h tras la ingesta) o manifestaciones cutáneas y respiratorias ligadas a mecanismos IgE (urticaria, eritema, edema, broncoespasmo). En estos casos debe realizarse, previamente a la provocación diagnóstica, prick test o determinación de IgE específicas frente a PLV. Si una de las dos resulta positiva, la prueba de provocación, si se precisase, será siempre hospitalaria.
NO APLV: OTRO DIAGNÓSTICO
Si no hay mejoría o esta es poco evidente, y no existe alta sospecha de APLV, se descartará el diagnóstico de APLV, se reintroducirán las PLV en la alimentación del lactante y se seguirá del estudio del paciente orientado hacia otro diagnóstico.
NUEVA DIETA DE EXCLUSIÓN
Si existe alta sospecha de APLV pese a no haber experimentado una mejoría relevante con la dieta indicada, se modificará esta:
DERIVACIÓN A ATENCIÓN ESPECIALIZADA
El paciente será derivado a Atención Hospitalaria en los casos graves o con sospecha de FPIES y, en los casos de sospecha de mecanismo IgE, cuando no haya disponibilidad de prick test o determinación de IgE específicas en Atención Primaria o, si se disponen, resulten positivas.
MEJORÍA PARCIAL O AUSENTE
Si persiste la alta sospecha de APLV, debe derivarse a Atención Hospitalaria, donde el gastroenterólogo pediatra ensayará una FAA o considerará realizar otras exploraciones complementarias en aras de evaluar otros diagnósticos. Si no existe esta alta sospecha, se descartará el diagnóstico de APLV y se reintroducirán las PLV en la alimentación del lactante.
PROVOCACIÓN DIAGNÓSTICA DOMICILIARIA
En casos de proctocolitis, RGE, cólico, estreñimiento y otros trastornos digestivos leves la prueba de provocación puede efectuarse en el domicilio, bajo supervisión del pediatra (Tabla 3).
* En casos de sospecha de intolerancia a la lactosa asociada se deberá emplear una fórmula sin lactosa.
Durante la prueba de provocación, el periodo de observación tras la reintroducción de las PLV en la dieta, en caso de que no aparezcan síntomas, debe durar al menos 2 semanas y prolongarse hasta 4-6 semanas, especialmente en casos de estreñimiento y enteropatía. La interpretación de la prueba de provocación se basa exclusivamente en datos clínicos, esto es, reaparición de los síntomas, aunque estos pueden demorarse 1-6 semanas y no ser lo suficientemente llamativos en los primeros días en los que la ingesta de PLV es menor. En las formas leves y con síntomas similares a trastornos funcionales el sistema de puntuación Cow’s Milk-related Symptom Score (CoMiSS) (Tabla 4) puede ser de utilidad, utilizándolo pre- y posprovocación10,11.
PROVOCACIÓN DIAGNÓSTICA HOSPITALARIA
En casos con sintomatología inmediata, dermatitis atópica grave, FPIES, enteropatías moderadas o graves o cuando se sospeche un mecanismo mediado por IgE, la prueba de provocación se realizará siempre en un centro hospitalario.
Puede evitarse la prueba de provocación en casos graves y en casos de FPIES que cumplan los criterios diagnósticos. En dermatitis atópica grave o FPIES es recomendable prick test/IgE específica antes de la provocación diagnóstica. En casos de IgE específica/prick test positivo se realizará la prueba de provocación según pauta de APLV mediada por IgE.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la APLV-no IgE se basa en la exclusión de las PLV de la dieta.
En los lactantes con LM exclusiva siempre debe priorizarse su mantenimiento, debiendo hacer la madre una dieta exenta de PLV, suplementada con calcio y vitamina D mientras dure esta. La persistencia de los síntomas, a pesar del correcto cumplimiento de la dieta materna, puede deberse a la sensibilización a otros alimentos (fundamentalmente soja y huevo), debiendo considerarse también la exclusión de estos. En niños con lactancia mixta, cuando la clínica se desarrolle ligada al inicio de la suplementación con fórmula o lácteos, no se considera necesario inicialmente una dieta de exclusión en la madre13,14 y podrían seguir consumiendo alimentos con trazas o pequeñas cantidades de proteínas lácteas que eran previamente bien tolerados.
Existen diferentes fórmulas válidas para el tratamiento de lactantes con APLV. Entre estas, las FEH de caseína o seroproteínas se consideran la primera opción2,15-24. En lactantes con afectación del estado nutricional se valorará utilizar FEH enriquecidas en triglicéridos de cadena media. Debe emplearse una FEH sin lactosa cuando se sospeche afectación de la actividad lactásica intestinal. Aunque en los últimos años varios trabajos muestran un impacto positivo de las fórmulas suplementadas con probióticos en la adquisición de tolerancia25-27, es necesario un mayor nivel de evidencia para su recomendación sistemática. En niños que rechacen las FEH, no las toleren o en familias vegetarianas, las fórmulas a base de arroz hidrolizado han demostrado ser eficaces y seguras2,15-22,28. Las fórmulas de soja no se recomiendan en lactantes menores de 6 meses2. En los casos graves, con afectación nutricional importante o con sangrado rectal que condicione inestabilidad hemodinámica, las fórmulas elementales basadas en aminoácidos libres son la primera opción terapéutica29. Las fórmulas parcialmente hidrolizadas y las leches o fórmulas procedentes de otros mamíferos (oveja, cabra, búfala) tienen un alto potencial de no ser toleradas por niños con APLV15-22. Las bebidas de origen vegetal a partir de soja, arroz, avena, quinoa, chufa o almendra tienen, en general, un escaso valor nutricional y un contenido proteico y energético bajos, a diferencia de las fórmulas vegetales diseñadas específicamente para lactantes. Por ello no deben considerarse como sustituto de la leche de vaca, aunque pueden ser consumidas, dentro de una alimentación variada, por niños mayores de dos años2,18,19.
La mayor parte de los niños con APLV toleran el consumo de ternera y otros bóvidos (buey, toro…) bien cocinados, por lo que, a menos que se demuestren manifestaciones clínicas ligadas a su consumo, no es necesario evitarlos21.
SEGUIMIENTO
La valoración de la persistencia o resolución de la APLV solo puede establecerse mediante la prueba de adquisición de tolerancia. Consiste en la reintroducción controlada bajo supervisión médica de las PLV. Debe realizarse de forma periódica, en función de las características de cada caso y la gravedad de la respuesta en una prueba previa. Las formas leves de reflujo gastroesofágico, cólico, estreñimiento y proctocolitis pueden desarrollar tolerancia precozmente, en 3-6 meses, mientras que en FPIES se desarrolla más tarde, debiendo demorar su realización hasta los 12, 18 o incluso 24 meses en los más graves6,20.
Antes de efectuar la reintroducción de las PLV deberá considerarse la necesidad de realizar una IgE específica o prick test, como sucede en casos de antecedentes personales de atopia, síntomas inmediatos (aparición en las 2 primeras horas tras la ingesta), FPIES y en todas las formas graves. La prueba de adquisición de tolerancia puede realizarse en domicilio mediante la reintroducción gradual y controlada de las PLV en aquellos casos de APLV-no IgE con sintomatología leve o moderada4,18,19(Tabla 5) y debe realizarse en medio hospitalario siempre que exista riesgo de reacción sistémica (FPIES y casos graves de enteropatía) o de reacción mediada por IgE (niños en los que en la evolución hayan positivizado IgE específica o prick test)7.