* La Comunicación humana es el intercambio de ideas, emociones y experiencias entre dos o más interlocutores que usan un código común. El lenguaje es uno de los rasgos más característicos de la especie humana, ya que nos permite la comunicación intercambiando información y reforzando los compromisos sociales. Además, el lenguaje posibilita la representación de la realidad, interaccionando con el entorno. Los Trastornos de la comunicación comprenden las alteraciones del lenguaje, el habla y la comunicación que no pueden atribuirse a un déficit auditivo o sensorial, disfunción motora, u otras afecciones médicas o neurológicas, discapacidad intelectual o retraso global del desarrollo. En el DSM-51 se incluyen dentro de los trastornos del neurodesarrollo para facilitar las decisiones diagnósticas pues se consideran reflejo de procesos del desarrollo en las fases iniciales de la vida.
El lenguaje es un proceso complejo que depende de infinidad de factores para su correcto funcionamiento. Engloba tres dimensiones: la forma, el contenido y el uso de las funciones comunicativas. La forma se refiere tanto a la fonología (capacidad articulatoria y adquisición a nivel auditivo del sistema de sonidos) como a la sintaxis (organización de las frases, del discurso y los elementos gramaticales). En cambio, el contenido hace referencia al léxico (palabras) y al significado de la frase y del discurso. El uso de las funciones comunicativas, se relaciona directamente con la competencia conversacional, la capacidad de adaptar el lenguaje al contexto y el lenguaje no verbal entre otros. Además, en todas las dimensiones coexisten e intervienen los procesos de comprensión y expresión. El conjunto de reglas y formas de uso del lenguaje es el nivel pragmático del lenguaje. El desarrollo del lenguaje, aunque ligado íntimamente al desarrollo intelectual, es universal e independientemente de su inteligencia, nivel social y cultura, los niños son capaces de hablar una lengua.
El habla es la producción expresiva de sonidos (capacidad de producir lenguaje oral) e incluye la articulación, la fluidez, la voz y la calidad de resonancia de un individuo. En sí misma, involucra también a los órganos bucofonatorios y a los circuitos cerebrales necesarios para su correcto funcionamiento. Básicamente el desarrollo del lenguaje2 incluye una etapa preverbal, desde el nacimiento a los doce meses, y una etapa verbal, en la que se adquiere el léxico, la morfosintaxis, la fonología y fonética y también la pragmática (reglas de uso del lenguaje)
La comunicación es el proceso mediante el cual transmitimos información y alude a todo comportamiento verbal o no verbal sea intencional o no que influye en el comportamiento, las ideas o actitudes de otro individuo. Existen numerosas maneras de comunicarse pero el ser humano se rige principalmente por un código o sistema convencional de símbolos con reglas para la comunicación, al que denominamos “lenguaje”. En poco tiempo el bebé evoluciona de emitir llantos y gruñidos a expresar sus deseos y comprender el código hablado de su entorno social3. En el proceso de adquisición del lenguaje intervienen la percepción, atención, memoria y el pensamiento. Se ha descrito un “órgano del lenguaje”, que se expresa por la actividad coordinada de circuitos neuronales de determinadas áreas cerebrales, así como un gen del lenguaje: el gen FoxP24. Este gen aparece en el subcortex cerebral (cerca del cuerpo calloso), núcleos basales, tálamo y cerebelo y su misión es la de conceptualizar, haciendo posible que entendamos y hablemos cualquier lengua5.
Para que el lenguaje oral aparezca y se desarrolle es necesario que haya estructuras neurológicas en el hemisferio izquierdo, capacidades cognitivas de simbolización, estimulación afectiva y social, competencia para interactuar y capacidad de recibir y reproducir sonidos6
A nivel epidemiológico, los estudios muestran una prevalencia imprecisa según la edad del niño y los criterios diagnósticos que se utilicen. Una revisión7 refiere cifras de un 6% para retrasos del habla y lenguaje, entre un 2 y un 19% de retrasos del lenguaje, entre un 2,3 y 24,6% de retrasos de habla y entre un 0,6 y el 7,4% de trastorno específico del lenguaje. En población escolar sin signos de trastornos neurológicos ni genéticos, la prevalencia de trastornos del lenguaje se sitúa en torno al 2-3% y la de los trastornos del habla alrededor del 3-6%3. En cambio, la prevalencia en edad preescolar se estima que es superior al 15%4 En lo que se refiere al género, tal y como sucede en la mayoría de los trastornos del neurodesarrollo, son más frecuentes en el masculino con ratios que varían entre 1,3:1 y 2:1.
Sospecha de Trastornos de la comunicación
Evaluación psicoeducativa
La evaluación psicoeducativa de los trastornos de la comunicación se plantea tras haberse detectado una situación que no ha podido resolverse mediante recursos ordinarios o cuando se requiere una opinión técnica para tomar decisiones. Debe tener un carácter preventivo y correctivo y estar orientada hacia la identificación precoz de posibles alteraciones del habla y/o del lenguaje ya que desde una perspectiva evolutiva el desarrollo del lenguaje se inicia a partir del nacimiento del niño y suele consolidarse en torno a los 5-6 años9, aunque sigue desarrollándose a lo largo de la infancia y la adolescencia. El objetivo de la evaluación será tratar de determinar qué procesos tiene alterados o deteriorados un alumno, y qué componentes de esos procesos tiene afectados, cuál es el alcance real de su disfuncionalidad y si existe variación alguna con respecto a la norma para su grupo de referencia o nivel académico. También es fundamental especificar los procesos que funcionan correctamente10.
Debe comprender una exploración integral de los múltiples componentes interactivos que influyen en la competencia oral y escrita del lenguaje, y su conexión directa con el aprendizaje y rendimiento académico tanto en el contexto escolar como familiar y social. Se deben de evaluar las aptitudes intelectuales, el cociente intelectual, los procesos cognitivos, las capacidades lingüísticas y de comunicación, las variables neuropsicológicas, las variables afectivo-motivacionales, las destrezas psicomotrices y las habilidades sociales y/o de adaptación11. Además, dicha evaluación psicoeducativa debe proporcionar información relevante para determinar las necesidades educativas específicas y concretar las decisiones curriculares, organizativas y de coordinación, así como el tipo de medidas de apoyo o refuerzo que los alumnos con trastornos de la comunicación pudieran precisar, con el fin de ofrecerles una respuesta eficaz y progresar favorablemente en el desarrollo integral de sus capacidades lingüísticas y competencias académicas.
La anamnesis en el ámbito educativo2 debe incluir el motivo de consulta, los antecedentes personales y familiares, los datos del desarrollo evolutivo en los diferentes contextos, la historia escolar y familiar, y las características particulares o condiciones específicas. Asimismo se deben concretar las manifestaciones previas y actuales a nivel de problemas del habla y/o del lenguaje que influyen sobre el aprendizaje y el rendimiento académico, tratando de especificar los dominios en los que muestra dichos desajustes o limitaciones. Esta valoración debe permitir diferenciar las dificultades transitorias que pueden presentar algunos niños al inicio de la etapa infantil escolar de aquellas que manifiestan los alumnos con trastornos de la comunicación y que suelen ser más consistentes, ya que generan una repercusión funcional negativa en el progreso y competencias del niño durante toda la escolaridad.
Para llevar a cabo la valoración inicialmente debemos examinar cualitativamente muestras de lenguaje espontáneo y provocado a través de actividades semiestructuradas y utilizar los instrumentos estandarizados adecuados (Tabla 2) teniendo en cuenta el interés del sujeto a evaluar y prestando especial atención a las características métricas de la prueba, su fiabilidad, validez y estandarización de medida y baremos. Asimismo, es conveniente introducir una breve explicación de los instrumentos que se utilizan junto con una interpretación congruente de los resultados obtenidos porque en numerosas ocasiones acceden a los informes otros profesionales del ámbito clínico, educativo, asistencial o judicial que pueden desconocer dichos instrumentos.
Tabla 2. Instrumentos estandarizados de valoración de los trastornos de la comunicación18-32
Instrumentos estandarizados de valoración de los trastornos de la comunicación |
Evaluación de aptitudes cognitivo-intelectuales y de los procesos cognitivos WISC-V; WPPSI-IV; WNV; K-BIT; MCSA; BADyG-R; LEITER-R; K-ABC |
Evaluación del lenguaje y el habla BLOC-S-R; IPTA-R; PLON-R; CCC-2; MACARTHUR; EDAF; A-RE-H, CEG; PEABODY; ELA-R REYNELL IV; PLS-5 Spanish, CELF-4 Spanish, CELF PRESCHOOL 2 Spanish |
Baterías de evaluación de enfoque neuropsicológico y desarrollo infantil que incluyen componentes relacionados con el lenguaje NEPSY-II, BAYLEY III; CUMANES; CUMANIN; LURIA-DNI |
Elaboración de in informe
Tabla 3. Signos de Alerta por edades17
Etapa prelingüística: 0-12 meses |
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Edad: 0-24 meses |
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Edad: 2-3 años |
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Edad: 3-4 años |
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Edad: 4-5 años |
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Edad: 5-6 años |
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Exploración física y neurológica
Revisión de Informes
Tabla 4. Criterios diagnósticos para el trastorno del lenguaje1
Tabla 5. Criterios diagnósticos para el trastorno fonológico1
Tabla 6. Criterios diagnósticos para el trastorno de la fluidez de inicio en la infancia (tartamudeo)1
Tabla 7. Criterios diagnósticos para el trastorno de la comunicación social (pragmático)1
Tabla 8. Criterios diagnósticos para el trastorno de la comunicación no especificado1
Criterios DSM-5/CIE-10
Diagnóstico diferencial de los trastornos de la comunicación
Tabla 9. Diagnóstico diferencial para el trastorno del lenguaje1
Tabla 10. Diagnóstico diferencial para el trastorno fonológico1
Tabla 11. Diagnóstico diferencial para el trastorno de la fluidez de inicio en la infancia (tartamudeo)1
Tabla 12. Diagnóstico diferencial para el trastorno de la comunicación social (pragmático)1
Comorbilidad
Tratamiento Multidisciplinar
El tratamiento de los trastornos de la comunicación al igual que la evaluación y el diagnóstico, debe abordarse desde una perspectiva multidisciplinar siendo necesario que exista una alianza terapéutica permanente entre los diferentes profesionales implicados en la asistencia y la familia con el propósito de alcanzar objetivos comunes, reducir las dificultades específicas y favorecer el desarrollo integral del niño o adolescente15. El tratamiento es primariamente logopédico y la intervención ha de ser multifuncional e iniciarse lo antes posible puesto que requiere un proceso de reeducación individualizado y específico. El objetivo principal del tratamiento debe ser por un lado ofrecer herramientas para comunicarse eficazmente a pesar de sus dificultades del lenguaje y por otro, trabajar sobre aquellos aspectos específicos que están más alterados teniendo en cuenta siempre los síntomas según el grado de desarrollo evolutivo del niño. También se debe valorar especialmente en los casos más graves y de larga duración, la relación coste/beneficio, puesto que en niños con dificultades importantes se pueden requerir múltiples tratamientos de carácter psicopedagógico, psicológico o fisioterapéutico.
Una intervención logopédica adecuada no solo supone mejorar la rehabilitación de los moduladores más directamente relacionados con el lenguaje en sí mismo, sino también su pronóstico en lo referente a aprendizajes, funciones cognitivas, relación social y comunicación. Y en este sentido, desempeñará un papel relevante la aplicación de estrategias integradas en la vida cotidiana del niño tanto del entorno familiar como escolar basadas en la comprensión del problema, promoviendo la autonomía personal. No olvidar que los padres son los referentes linguisticos , que hay que evitar el lenguaje infantilizado, y que el apoyo emocional y el uso correcto de las nuevas tecnologías son herramientas importantes.
El tratamiento farmacológico en principio no está indicado en los Trastornos de la comunicación a no ser que concurran con algún trastorno comórbido (p.ej. ansiedad) o un factor que contribuya al trastorno o haya surgido como reacción al mismo15. Además, no hay indicación específica de ningún medicamento para tratar los trastornos de la comunicación.
Seguimiento evolutivo multimodal
Coordinación interinstitucional