La auscultación es esencial en la exploración cardiaca, siendo la herramienta más rentable en el diagnóstico de cardiopatías. Dentro de esta, los soplos cardiacos son un elemento importante, ya que permiten la detección de defectos cardiacos, así como vigilar su curso.
El primer motivo de derivación de un niño a la consulta de Cardiología Pediátrica es por “soplo cardiaco”. Sin embargo, es importante realizar un diagnóstico diferencial a partir de las características auscultatorias de los mismos, pues nos ayudarán a orientar el diagnóstico etiológico, así como la actuación posterior. 1
Los soplos se diferencian en aquellos de características funcionales, inocentes o no patológicos y en aquellos que nos resultan marcadamente patológicos, ya sea por la intensidad del mismo, la localización, la parte del ciclo cardíaco en donde se auscultan o por cualquier otra característica.
No obstante en todos ellos hay que valorar2:
Los soplos no patológicos, inocentes o funcionales son detectados en corazones anatómicamente normales durante la infancia o la adolescencia, sin transcendencia clínica (ni hemodinámica ni orgánica). Su pico máximo se encuentra a los 5 años de edad, y la frecuencia disminuye entre los 10-14 años. El 90% de los niños menores de 5 años tienen soplos inocentes en algún momento3. Dada la benignidad del proceso y la frecuencia con la que aparecen no requieren de ninguna prueba adicional salvo su seguimiento clínico. Sólo si cambiara las características del soplo está indicado su estudio en profundidad y realizar pruebas complementarias4.
Hay distintos tipos de soplos inocentes:
Los soplos patológicos requieren de un estudio adicional. Se pueden remitir directamente al servicio de cardiología infantil o completar su estudio con un electrocardiograma y una radiografía de tórax y posteriormente derivar. Los soplos sistólicos eyectivos de intensidad moderada-fuerte suelen ser siempre patológicos, al igual que los soplos diastólicos o los continuos5.
NO PRUEBAS COMPLEMENTARIAS