BIBLIOGRAFÍA
EOSINOFILIA
Los eosinófilos son glóbulos blancos de la línea granulocítica que normalmente representan el 1-5% del total de leucocitos. La distribución de eosinófilos es 100:1 entre tejidos y sangre periférica, encontrándose con mayor frecuencia en los ganglios linfáticos, bazo, tracto digestivo (excepto esófago) y timo. La función de los eosinófilos no se conoce completamente, aunque se sabe que están involucrados en la respuesta inmune frente a varios agentes infecciosos, la remodelación tisular, la vigilancia tumoral y el mantenimiento de la homeostasis inmune a través de la interacción con linfocitos y células de la inmunidad innata. La diferenciación y proliferación de eosinófilos está impulsada principalmente por el efecto de la IL-5, que a su vez se produce por la activación de las células Th2 activadas. La IL-5 se produce en respuesta a varias situaciones, como las infecciones por helmintos, exposiciones a alérgenos, tumores sólidos, linfomas. Además, los eosinófilos pueden provocar daño en órganos, principalmente a nivel cardiaco, pulmonar y cutáneo, debido a la liberación del contenido de sus gránulos tóxicos. El daño inducido por los eosinófilos resulta de la liberación del contenido de gránulos, de la generación de especies reactivas de oxígeno y de la producción de leucotrienos, prostaglandinas y otros mediadores que contribuyen a los efectos sobre el músculo liso (reactividad bronquial, dilatación vascular) y permeabilidad endotelial1.
El hallazgo de un recuento elevado de eosinófilos en sangre periférica no es infrecuente en la práctica clínica, suele ser incidental y plantear un problema en cuanto a interpretación y diagnóstico diferencial. El umbral para considerar eosinofilia en sangre periférica es 500/µl. El aumento del porcentaje de eosinófilos sin incremento del número total (eosinofilia relativa) no debe ser considerado de forma práctica, ya que puede encontrarse en el contexto de una leucopenia fisiológica.1,2
El recuento absoluto de eosinófilos también define el grado de eosinofilia que puede ser leve (500-1500/µl), moderada (1500-5000/µl) o grave (>5000/µl)1-3.
El término hipereosinofilia se define como un recuento de eosinófilos en sangre periférica >1500/µl en al menos dos analíticas realizadas con un intervalo mínimo de 4 semanas o una marcada eosinofilia tisular. El umbral para definir hipereosinofilia es 1500/µl porque es a partir de esas cifras cuando resulta más probable la afectación orgánica, si bien el grado de eosinofilia periférica no siempre es proporcional al riesgo de daño tisular1-4.
La hipereosinofilia tisular se define como el porcentaje de eosinófilos >20% de las células nucleadas en una biopsia de médula ósea o tejido4.
Las causas de eosinofilia son múltiples: desde enfermedades alérgicas, infecciones, inmunodeficiencias, enfermedades reumatológicas, neoplásicas… por lo que la aproximación diagnóstica de un paciente con eosinofilia puede ser compleja4,5.
Según el mecanismo fisiopatológico podemos clasificar la eosinofilia en primaria, secundaria o idiopática. La más frecuente es la secundaria y, en pediatría, a nivel global debida a las enfermedades por parásitos. Probablemente en nuestro medio predomina la etiología alérgica1-5.
La aproximación diagnóstica de la eosinofilia se centra en investigar una posible causa subyacente y evaluar la existencia o no de daño orgánico asociado a la misma, así como en identificar a los pacientes que requieren evaluación y tratamientos urgentes. La eosinofilia leve o transitoria es bastante frecuente y suele ser clínicamente insignificante. Sin embargo, la eosinofilia marcada y persistente es más rara y necesita de evaluación clínica y estudios adicionales. Aunque se debe recordar que el grado de eosinofilia no es útil para identificar la causa ni predecir el daño en órganos, salvo en los recuentos extremos6,7.
ANAMNESIS Y EXPLORACIÓN FÍSICA1-4,6
Exploración física: estado general, exploración dermatológica, auscultación cardiopulmonar, existencia de adenopatías, exploración abdominal para valorar visceromegalias. Exploración del aparato locomotor: signos inflamatorios articulares.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS DE PRIMER NIVEL1-4,6
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS DE SEGUNDO NIVEL
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS DE SEGUNDO NIVEL1-4,6
A considerar las siguientes pruebas complementarias en función de historia clínica, exploración física y resultados de pruebas anteriores:
EOSINOFILIA PRIMARIA O CLONAL
Aparece en el contexto de neoplasias hematológicas donde los eosinófilos forman parte del clon neoplásico. Esto ocurre en leucemias mieloides agudas o trastornos mieloproliferativos crónicos. En la edad pediátrica la eosinofilia primaria representa una minoría de las causas y requiere valoración y tratamiento en unidades de hematoncología especializadas y, por tanto, su hallazgo es criterio de derivación urgente hospitalaria3,4,7.
EOSINOFILIA SECUNDARIA O REACTIVA
Tabla 1. Parásitos que causan eosinofilia3 |
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Tipo de parásito |
Factores de riesgo |
Clínica |
Diagnóstico |
Toxocara canis, Toxocara cati |
Endémico en todo el mundo. Contacto con perros o gatos domésticos. Ingestión de tierra o comida contaminada por heces de perros y gatos. Afecta sobre todo a niños pequeños, pica… |
Suele ser asintomática. Puede causar fiebre y anorexia. Raramente hepatitis, neumonitis, síntomas oculares, neurológicos y cardíacos. |
Serología |
Trichinella spp. |
Endémico en todo el mundo. Ingestión de carne de cerdo contaminada poco cocinada. |
Asintomática o fiebre, cefalea, vómitos y diarrea. Miositis, debilidad muscular, edema. Puede afectar al miocardio, raramente a los pulmones o SNC. |
Serología |
Taenia solium, Taenia saginata |
Endémico en todo el mundo. Ingestión de carne contaminada poco cocinada de cerdo (T. solium) o ternera (T. saginata). |
Asintomática o síntomas digestivos leves. Más raro: afectación SNC (neurocisticercosis), médula espinal, ojo, músculos. |
Estudio de parásitos en heces. Serología. Pruebas de imagen si síntomas neurológicos. |
Filaria |
Viaje a zona endémica (trópico) |
Puede ser asintomática. Prurito intenso y/o depósitos corneales (Onchocerca spp.). Inflamación subcutánea transitoria (Loa loa). Linfedema (W. bancrofti o B. malayi). |
Serología. Frotis sanguíneo (microfilarias). Biopsia de piel, lámpara de hendidura (Onchocerca). |
Ascaris lumbricoides |
Viaje a zona endémica (trópico) |
Gastrointestinal: obstrucción intestinal (vómitos, distensión, dolor abdominal). Colangitis, ictericia obstructiva, perforación conducto biliar. Desnutrición. Pulmón: fiebre, tos, sibilancias, disnea, hemoptisis. |
Estudio de parásitos en heces. Serología. Ecografía abdominal. |
Schistosoma spp. |
Viaje a zona endémica (típicamente África subsahariana, raramente América del Sur y este de Asia). Historia de baño en agua dulce. |
Puede ser asintomática. Síntomas agudos: dermatitis, fiebre, mialgias, cefalea, tos seca, diarrea, dolor abdominal. S. mansoni: diarrea sanguinolenta, hepatoesplenomegalia e hipertensión portal. Hipertensión pulmonar. S. haematobium: hematuria, uropatía obstructiva, cáncer de vejiga. Rara vez síntomas neurológicos. |
Estudio de parásitos en heces y orina. Serología. Ecografía o TC abdominal.
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Anchilostoma (Uncinaria) (Anchilostoma duodenale y Necator americanus) |
Viaje a zonas endémicas (áreas rurales tropicales y subtropicales de Asia, África subsahariana y América latina) |
Suele ser asintomática. Exantema pruriginoso transitorio en el sitio de penetración de la larva (pies). Neumonía de Löffler. Diarrea, vómitos, dolor abdominal, ferropenia, desnutrición. |
Estudio de parásitos en heces. |
Strongyloides stercoralis |
Viaje a zonas endémicas: Centro y Sudamérica, áreas rurales de Europa, África subsahariana, Sur de Asia y Sudeste asiático. |
Suele ser asintomática. Piel: exantema pruriginoso localizado (sitio de penetración); o que migra rápidamente (larva migrans cutánea); o generalizada. Gastrointestinales: dolor abdominal, pérdida de peso, diarrea, vómitos. Pulmón: tos, sibilancias, disnea, hemoptisis. |
Serología. Estudio de parásitos en heces. Estudio de parásitos en esputo o líquido de lavado broncoalveolar.
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TRATAMIENTO2-4
El tratamiento de la eosinofilia es el de la causa subyacente.
En pacientes en los que no se encuentre la causa, si no tienen síntomas ni evidencia de daño orgánico, no hay consenso sobre si debe iniciarse un tratamiento, ni cuál debe ser ni cuando iniciarse. Sin embargo, dado que los parásitos son la principal causa de eosinofilia secundaria, ante una eosinofilia confirmada y en ausencia de un diagnóstico, podría plantearse un tratamiento empírico con antihelmínticos2,3 (albendazol como primera elección), dados sus pocos efectos secundarios y la baja sensibilidad diagnóstica del estudio de parásitos en heces.
Se debe monitorizar el descenso de eosinófilos tras el tratamiento de una parasitosis, que generalmente es lento: a los 2-3 meses en uncinarias, 6 meses en Trichinella y S. stercoralis, y hasta 12 meses en esquistosomiasis. Las serologías no son útiles para monitorizar la respuesta al tratamiento, ya que permanecen positivas por largos periodos de tiempo.
Si hay evidencia de disfunción orgánica secundaria a la infiltración tisular por eosinófilos hay que identificar aquellos pacientes que necesitan un tratamiento urgente (eosinófilos >20.000/µl y/o disfunción orgánica, principalmente cardiaca y pulmonar, que pone en peligro la vida), en los que está indicada la derivación hospitalaria inmediata para tratamiento urgente con altas dosis de corticoides.